miércoles, 30 de diciembre de 2009

¿Sabías qué... (5)

... durante las finales de 1976 de la ABA alguien robó el trofeo de los campeones?

La serie final iba 3-1 a favor de los New York Nets, que tenían su primer match-ball en el sexto partido que se iba a disputar en Denver. Ante la posibilidad de coronar al nuevo campeón, la ABA encargó a su director de marketing Jim Bukata que viajara hasta Denver llevando consigo el preciado trofeo de plata valorado en más de 800$. El problema vino cuando Bukata lo dejó olvidado en el coche de alquiler mientras pasaba la noche en un motel de la ciudad. A la mañana siguiente la copa ya había desaparecido.

Los Nuggets ganarían aquel partido por 118-110, pero los Nets acabarían logrando el triunfo definitivo en el sexto. Dave Debusschere, el comisionado de la ABA, les haría entrega de una réplica de la copa desaparecida. La sorpresa llegaría dos semanas después, cuando en la sede central de la ABA en Manhattan llegaba un paquete con unos portes pagados de 7.80$ que contenía el trofeo en perfecto estado. Eso sí, las autoridades confirmaron que el remite C.J. Flynn, 2619 Lark, Denver nunca había existido.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

¿Quién dijo... (4)

"... no intentaré taponar cada tiro que hagas. Taponaré 5 tiros cada partido, pero nunca sabrás qué 5 tiros serán" -Bill Russell al por entonces novato Elvin Hayes-
Russell ha sido uno de los pocos jugadores en la historia de la NBA que más ha condicionado el juego con su simple "presencia". 
"Aunque no veas a Russell, siempre tienes la sensación de que aparecerá en cualquier momento. Nadie domina y controla los partidos como él" -Jerry West-
"Te puede corromper los pensamientos. Te echará de la liga si tienes una mentalidad débil" -Elvin Hayes-

Pero su impacto no se reducía a la faceta defensiva, apareciendo cuando menos se le esperaba para barrer los tiros rivales.

Martes 29 de abril de 1969, cuarto partido de las Finales NBA en el Boston Garden. Los Celtics consiguen igualar la eliminatoria contra los Lakers tras una canasta drámatica de Sam Jones a 3 segundos del final.
"Me tropecé antes de lanzar y decidí tirar con mucho más arco de lo normal, así si no entraba, Russell habría tenido una buena oportunidad de coger el rebote" -Sam Jones-

Lo que desconocía Sam Jones, es que el Bill-Russell-entrenador cuando el resto de sus compañeros entraba en la pista había decidido sustituir al Bill-Russell-jugador por Satch Sanders para evitar qe los Lakers le hiciesen una falta rápida. Al final el cambio le salió redondo y atacaron esa última jugada con 6 jugadores.




miércoles, 16 de diciembre de 2009

El peor equipo de la historia


A principios de temporada cuando un equipo encadena una racha realmente mala (los New Jersey Nets de 2009 sin ir más lejos) empiezan las comparaciones con otros pésimos equipos, sobre todo los Sixers del año 72-73. ¿Qué pasó en Philadelphia aquel año?


Todos tenemos fresco en nuestra memoria el recuerdo de un gran equipo liderado por Jordan, Pippen, Rodman y un largo etcétera de piezas que formaron un engranaje realmente difícil de batir. Hasta tal punto llegó su nivel de juego, que con 72 victorias lograron superar la histórica marca de 69 que tenían los Lakers de la temporada 71-72.

Si le damos la vuelta a esta historia nos encontramos con los Philadelphia 76ers de la temporada 72-73, el equipo que con los números en la mano (9 victorias por 73 derrotas) se podría considerar el peor de la historia de la NBA.
En las últimas temporadas, con la incorporación a la liga de los Bobcats, o con alguna de las débiles plantillas de los Nuggets, los más pesimistas pensaron que el record de los Sixers podría llegar a su fin, pero finalmente todos esos equipos acabaron alcanzando las dobles figuras en su casillero de victorias. Y aunque parezca mentira, algunos de los protagonistas de aquella gesta de dudoso honor querrían mantener esta marca para siempre.

“A nadie le gusta ser olvidado. Es una manera muy singular de ser recordado, pero lamentaría que alguien lo superara. Realmente espero que nadie lo consiga.” –decía el preparador físico Al Domenico-

Para que un equipo pueda perder tantos partidos se tienen que dar un cúmulo de casualidades, justo lo que le pasó a aquellos Sixers.
En julio de 1968, tras haber hecho la mejor marca de la regular season y caer en las finales de conferencia frente a los Celtics, Philadelphia traspasó a Wilt Chamberlain a los Lakers a cambio de Jerry Chambers, Archie Clark y Darrall Imhoff. Este sería el primer paso de la decadencia de los Sixers.
3 derrotas seguidas en primera ronda de playoffs precedieron a un pobre balance de 30 victorias y 52 derrotas en la temporada 71-72.

Pero fue el verano de 1972 la fecha clave para la caída de estos Sixers. La estrella del equipo, Billy Cunningham, pidió un aumento en su salario (cobraba 125.000$ y pidió 150.000) amenazando con su marcha a la ABA en caso de que no accedieran a su petición.
El propietario del equipo, Irv Kosloff, no se tomó en serio este ultimátum, ya que en aquellos años era casi impensable que una estrella de la NBA diera el salto a la ABA, pero para su sorpresa su jugador clave se acabó marchando.
Y junto con él también salió el técnico del equipo, Jack Ramsay, que tras ver la dirección que estaba tomando la franquicia decidió cambiar de aires y pasarse al banquillo de los Buffalo Braves.

Tras sondear el mercado sin mucha fortuna, los Sixers contrataron a Roy Rubin, un entrenador sin experiencia en NBA que llevaba 11 temporadas en la universidad de Rhode Island. En aquel momento nadie habría pensado que Rubin sería el principal detonante de la pésima temporada del equipo. No supo adaptar sus métodos universitarios a un equipo profesional, y el distanciamiento con la plantilla fue creciendo a pasos agigantados a medida que llegaban las derrotas. En los desplazamientos, Rubin se sentaba sólo en aviones y autobuses como un alma en pena. La comunicación era prácticamente nula, y las pocas veces que se dirigía a sus jugadores, éstos ya no le hacían ni caso.

“Fue una broma pesada. Como si pusieras a una adolescente al frente de una gran empresa” –dijo Fred Carter, máximo anotador de aquellos Sixers-

Pero tampoco sería justo cargar todas las culpas sobre Roy Rubin. La plantilla de Philadelphia era justita, siendo generosos, y para muestra las opiniones de un periodista que siguió al equipo durante toda la temporada:

“No había desunión entre los jugadores. Parecía como si se hubieran reunido todo ese grupo de jugadores para un único objetivo, que no era otro que el de perder partidos. Aquellos Sixers no tenían potencial. Era inevitable. En el equipo no había nadie que se pudiera convertir en mejor jugador de lo que era a principios de temporada. Nadie.”

Tras el primer partido de liga en casa, la prensa de Philadelphia ya anticipaba lo que les venía encima:

Un partido no hace una temporada, pero si esta derrota es un anticipo de las cosas que están por venir, lo mejor que podrían hacer los Sixers es cancelar su calendario”


Y eso que sólo perdieron 100-105 contra Seattle. Pero el periodista atinó con su predicción. Con un mes de competición el balance del equipo era de 0-15, igualando el peor arranque de la competición que ostentaban los Cleveland Cavaliers desde el año 1970.

Después de perder los primeros diez partidos de regular season, Philadelphia comenzó a hacer movimientos en una plantilla que a lo largo de la temporada tuvo un total de 19 componentes. Mel Counts y Bill Bridges se fueron a los Lakers a cambio de Leroy Ellis y John Q. Trapp, que durante casi un cuarto de siglo tuvieron el honor de figurar en una pregunta de trivial del estilo ¿Qué jugadores jugaron en el mejor y en el peor equipo de la historia de la NBA en 2 temporadas consecutivas?

John Trapp era un personaje bastante peculiar. Entre una buena colección de anécdotas, hay que destacar un partido que jugaron en Detroit en víspera de la navidad. El entrenador Rubin llamó a Trapp para enviarlo al banquillo. El jugador se negó a abandonar la pista, señalando a un grupo de amigos suyos que había detrás del banquillo. Rubin echó la mirada hacia la grada, y como si estuviera en medio de una película de gangsters, vio como uno de ellos abría su abrigo mostrando que llevaba una pistola. Obviamente, Trapp no fue sustituido, aunque a principios de febrero lo cortaron.


Al día siguiente de su decimoquinta derrota, los Sixers consiguieron su primer triunfo derrotando 114-112 a Houston en un encuentro disputado en San Antonio, gracias principalmente a los 31 puntos de John Block. Después del partido celebraron una gran fiesta como si acabasen de ganar el anillo, aunque hubo algún jugador que se borró del festejo por vergüenza torera. Esta sería una de las pocas alegrías que tendrían ese año.
Otro momento feliz fue la primera victoria en casa, que llegó tras casi 2 meses de competición al derrotar 122-117 a los Kansas City Kings. Tal fue la alegría de la directiva, que regalaron una entrada a cada uno de los 2.897 espectadores que hubo en el partido.

En el día de reyes tuvo lugar el episodio más triste de todo la temporada. Una pelea en los últimos minutos de un partido que jugaban en Portland se convirtió en una masacre que cuanto menos está a la altura del episodio que vivimos el año pasado en el Palace de Auburn Hills. Tras varios intercambios de golpes, patadas y melés entre los jugadores de ambos equipos y también con los aficionados de Portland, el parte de guerra fue el siguiente:
Mike Price necesitó 14 puntos para cerrar las heridas de su mano, Dale Schlueter tuvo una contusión craneal fruto de los golpes recibidos, y por parte de los Blazers el más afectado fue Terry Dischinger, que tuvo que recoger del suelo varios de sus dientes. Los más valientes del público se atrevieron a enfrentarse y a sufrir la ira de Schlueter, todo un pívot de casi 7 pies.


Después de este partido se llegó al ecuador de la regular season, y Philadelphia sólo había conseguido 3 victorias en 41 partidos. Lógicamente el crédito de Roy Rubin para seguir al frente del equipo estaba bajo mínimos, y en el calendario estaba marcado el día 23 de enero, fecha en la que se iba a disputar el All-Star. El cambio de técnico se realizaría ese fin de semana aprovechando que habría unos días sin partidos.
Pero antes de que Rubin se despidiera del banquillo de los Sixers (y de los de la NBA, ya que nunca volvió a entrenar en la liga), aún tuvo tiempo de cosechar la cuarta victoria de la temporada derrotando a Seattle 85-82. El único pero que se le puede objetar a este triunfo, es que los jugadores de los Sonics querían deshacerse de su entrenador Tom Nissalke, y vieron en el partido contra los Sixers la ocasión propicia …

“Nissalke gritaba que su equipo había echado a perder el partido. Y allí estábamos nosotros, que apenas teníamos victorias, y la última cosa que necesitábamos es que nos insultaran diciéndonos que nos habían regalado el partido” –declaró Fred Carter tras el partido-

Tras el All-Star llegó el ansiado cambio en el banquillo, y el elegido fue Kevin Loughery, que desempeñaría la función de entrenador/jugador. Cogió las riendas del equipo con un balance de 4-47, y pocos días después culminaban una racha de 20 derrotas consecutivas que les dejaba a 11 de febrero con un 4-58.

“Un día nos quedamos atrapados en una tormenta de nieve camino de Portland. El partido tenía que empezar a las 8, pero no llegamos al pabellón hasta las 10. Ahí estaba todo el mundo esperando nuestra llegada, porque sabían que con nuestra presencia su victoria estaba asegurada. Eramos el equipo balneario. Curábamos los males de todos nuestros rivales.”
–comentó años después el entrenador Loughery-


Pero en ese momento sucedió lo inesperado, los Sixers comenzaron a ganar partidos, consiguiendo 5 victorias en 7 encuentros en una segunda mitad de febrero que se podría calificar de milagrosa. Tras la última victoria de esta racha, en casa frente a Baltimore, se permitieron el lujo de poner el siguiente mensaje en el marcador:

“¿Quién será el siguiente? Atlanta, el viernes por la noche”

Pero con el final de febrero se cerró el grifo de las victorias de los Sixers, que acabaron la temporada casi de la misma manera que la comenzaron, perdiendo 13 partidos seguidos.

“Recuerdo que a final de la temporada hubo un banquete en el que me iban a entregar el trofeo al MVP del equipo. No quise ir porque estaba avergonzado. No sabía si me lo daban por llevar al equipo a 9 victorias o por liderarlos a 73 derrotas. Todavía no tengo claro porqué me querían dar ese trofeo” –Fred Carter, máximo anotador del peor equipo de la historia-.


-Publicado originalmente en noviembre de 2005 en enCancha.com-

miércoles, 9 de diciembre de 2009

¿Sabías qué... (4)

... dos MVP's de la NBA como Kareem Abdul-Jabbar o Steve Nash comenzaron su carrera al estrellato de la mano de la misma persona que hizo debutar al tristemente fallecido Kevin McGee, y a internacionales italianos de diferentes generaciones como Marino Zanatta o Francesco Vescovi?

El neoyorquino Dick Percudani es el nexo de unión de estos y otros muchos más jugadores que a primera vista no deberían tener nada en común. A principios de la década de los '50 destacaba en la Power Memorial Academy como el jugador de varsitu más joven de la ciudad. Años después, tras graduarse en Georgetown, volvía de nuevo a casa como assistant coach para presenciar como Lew Alcindor comenzaba a forjar su leyenda.

En 1966 cruzó el Atlántico convirtiéndose en uno de los primeros americanos que entrenaba en el Pallacanestro italiano. Dos temporadas estuvo en el All'Onesta' de Milan junto a los jóvenes Marino Zanatta o Aldo Ossola. En 1978 regresaría a Italia, después de varios años de ayudante en NCAA (Fairfield y Sacred Heart). Estuvo 2 años en el Mecap Vigevano, con el pívot Clyde Mayes estrenando carrera europea, antes de formara una gran pareja a mitad de los ochenta en Manresa junto al panameño Rolando Frazer. La etapa de Percudani como entrenador de Lega acabaría en 1983, después de otras 2 temporadas en el Cagiva Varese, con las apariciones del ya mencionado Francesco Vescovi y un Kevin McGee que hacía méritos para irse después a Zaragoza.

Desde 1983 hasta su muerte en 2001, Dick Percudani fue primero ojeador y posteriormente director de ojeadores de los Phoenix Suns. Protagonista principal de la llegada del bulgaro Georgi Glouchkov a la NBA (primer europeo sin formación NCAA en conseguirlo) y de la fugaz aventura americana de Stefano Rusconi.
De su etapa como máximo responsable de scouting, quedan elecciones de draft tan acertadas como Michel Finley (21), Steve Nash (15), Stephen Jackson (42) y Shawn Marion (9).


miércoles, 2 de diciembre de 2009

¿Quién dijo... (3)

"... no pasa nada chico. No meterás ninguna más."
George Mikan a su futuro compañero Vern Mikkelsen en 1946. Mikan estaba en su temporada senior en la universidad de DePaul y era uno de los grandes dominadores de la NCAA.Por su parte, Mikkelsen era un pipiolo que debutaba con 17 años en la Hamlen University de Saint Paul.
Mikkelsen anotó una canasta en el primer cuarto, y estaba tan avergonzado que volviendo a defender le pidió perdón a Mikan por aquel atrevimiento. El gran 99 cumplió su palabra, y Mikkelsen no volvió a anotar.

En la primera mitad de la década de los '50 harían historia junto a Jim Pollard formando un frontcourt imparable en los Minneapolis Lakers para ganar 5 anillos en 6 temporadas.
















Pollard, Mikkelsen y Mikan.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

El Milagro de Chaminade





La historia del baloncesto está repleta de grandes hazañas, equipos inferiores sobre el papel que acaban derrotando a los favoritos. En los últimos tiempos todos recordamos al Limoges de Boza Maljkovic, el Angolazo de los JJOO de Barcelona o algunos desastres de los mal denominados Dream Teams NBA.
La NCAA por supuesto también tiene su hueco entre este grupo de sorpresas, y hoy os presentamos una de ellas: El Milagro de Chaminade.

Nos situamos en diciembre de 1982. La universidad de Virginia es uno de los grandes dominadores de la NCAA gracias a un jugador que estaba llamado a revolucionar el mundo del deporte de la canasta: Ralph Sampson. En las dos últimas temporadas Sampson había sido elegido por unanimidad como el mejor jugador universitario, la versatilidad que atesoraba a lo largo de sus más de 2.20 metros era algo nunca visto.
Por todos estos motivos, iniciaba su campaña de senior con el único objetivo de conseguir un campeonato que se le había resistido en los 3 años anteriores.

La temporada comenzó a la perfección. Tras el primer mes de competición, los Cavaliers habían conseguido ocho triunfos en otros tantos partidos, y encabezaba con comodidad todos los ránkings. Además sus víctimas no habían sido meras comparsas, con victorias como visitante en la cancha de Duke o contra la mismísima Georgetown de Pat Ewing que acababa de ser subcampeona la temporada anterior.
El broche a este inicio de temporada lo puso una victoria contra los Phi Slama Jamma en una gira en Tokio. Si ya era difícil derrotar a un equipo donde brillaban Akeem (sin h) Olajuwon y Clyde Drexler entre otros, más mérito tuvo teniendo en cuenta que Sampson se quedó en el hotel con una pulmonía.

Con este prometedor panorama, y tras los dos partidos disputados en Japón, Virginia se presentaba en Honolulu, Hawai, para jugar en vísperas de la navidad contra Chaminade, una pequeña universidad con 7 años de historia que pertenecía a la NAIA y contaba con tan sólo 900 estudiantes.
Los locales también habían tenido un buen comienzo en su competición, incluyendo una victoria histórica frente a la universidad de Hawai de la primera división de la NCAA, pero unos días antes de la llegada de Virginia habían perdido frente a Wayland Baptist.
Su entrenador, Merv Lopes, resumía el objetivo del partido que les iba a enfrentar a los Cavaliers en una frase: “Si conseguimos que nos ganen por menos de 20 puntos será una victoria moral para nosotros”

De todas maneras se esforzaron al máximo para preparar el partido, llegando a subir a un jugador encima de una silla en los entrenamientos para simular el ataque frente a Ralph Sampson, y además tenían un arma secreta: Tony Randolph. Este pívot que rondaba los 2 metros creció en Staunton, Virginia, y coincidió durante su etapa de instituto en 6 ocasiones con el Harrisonburg High School de Sampson, donde lograron crear una gran rivalidad.

“Crecí con Sampson y lo conozco muy bien. Eran nuestros principales adversarios en el instituto. Me preocupaba que hubiera cambiado, pero seguía como siempre, aunque ahora jugaba mucho más físico. Sabía que no podía aguantarle por dentro, así que lo llevé fuera de la zona y me dejó que tirase con comodidad desde 5-6 metros.”

Estas eran las palabras de Tony Randolph después del partido, tras anotar 19 puntos en una serie de 9-12 en tiros, frente a un Sampson que ya había superado la pulmonía que le impidió jugar en Japón.

Chaminade salió a jugar con mucho respeto, intimidados por la reciente victoria de Virginia en Houston. Pero poco a poco fueron haciendo su juego y reduciendo la desventaja hasta el 43-43 que reflejaba el marcador al descanso.

La segunda parte empezó con cortas ventajas de los Cavaliers, que no conseguían desembarazarse de su correoso rival. A medida que pasaban los minutos el marcador se volvía a igualar, hasta que en una jugada clásica de los de Chaminade, Mark Rodrigues lograba conectar un alley-oop con el escolta Tim Dunham, que con tan sólo 6 pies de altura consiguió volar por encima de Sampson.
Esta canasta ponía el 64-62 a favor de los locales, y el público del Blaisdell Arena enloquecía.

Tras intercambiar canastas durante varios ataques, Randolph conseguía el 70-68 y Chaminade entraba en el último minuto con ventaja y posesión. Virginia no tenía más remedio que cometer faltar para conseguir una remontada que nunca llegó. Las muñecas de los héroes locales no temblaron y consiguieron imponerse 77-72.

Obviamente el partido no había sido televisado, y la única reseña que llegaba a los medios de información ya pasada la medianoche era el resultado: Virginia 72 – Chaminade 77.
Todo el mundo pensaba que se trataba de un error. El presentador del programa SportsCenter de la ESPN se negó a dar el resultado cuando se lo pasaron en una nota.
“Nos quedamos boquiabiertos. Nadie había oído hablar nunca de Chaminade, así que les pedía a mis compañeros que lo volvieran a comprobar”
Muchos periodistas llamaron a las oficinas centrales de Nueva York de la Associated Press, la principal agencia de noticias del país. Todos preguntaban lo mismo “¿A qué universidad de Virginia han ganado?. ¿Virginia Tech, Virginia Union?”

Horas después los titulares de prensa eran claros:

“La victoria más improbable de la historia del baloncesto universitario”

“Virginia, Chaminade existe”

En los meses posteriores al partido Virginia se recuperó para acabar con un balance final de 29-5, perdiendo de un punto en la antesala de la Final Four frente a North Carolina State, que a la postre acabarían siendo los campeones.

Por su parte, Chaminade perdió contra South Carolina-Spartanburg en el torneo final de la NAIA, pero nadie recordará este dato. El partido que pasará a la historia es el del 23 de diciembre de 1982, que sirvió para dar a conocer a todo un país que existía una pequeña universidad llamada Chaminade y que permitió la creación del Maui Classic, uno de los torneos más prestigiosos de la NCAA que desde 1984 acoge a muchos de los mejores equipos de la competición.
































---Historia redactada en octubre de 2005 para la sección 'Conoces a...' del programa de radio Basketaldia---

miércoles, 18 de noviembre de 2009

¿Sabías qué... (3)


... Julius Erving jugó dos partidos junto a Pete Maravich en los Atlanta Hawks?

La trayectoria de Julius Erving se podría resumir a grandes rasgos con 4 nombres: Massachussets (NCAA), Virginia Squires (ABA), New York Nets (ABA) y Philadelphia 76ers (NBA), pero aunque fuera en un rincón pequeñito debería aparecer con un asterisco el nombre de los Atlanta Hawks.


Resulta que en el verano del ’72, después de su temporada de novato en la ABA con Virginia, el Dr. J firmó un contrato con los Atlanta Hawks de la NBA. Posteriormente participaría en 2 partidos de exhibición contra equipos de la ABA. En el primero contribuyó con 28 puntos y 18 rebotes para superar a los Kentucky Colonels 112-99, y una semana después haría un 14-15 en tiros de campo (32 puntos en total) en la victoria sobre los Carolina Cougars 120-106.
En estos 2 partidos también jugó el base estrella de los Hawks Pistol Pete Maravich, del que Julius Erving guarda un grato recuerdo: “Jugar con Pete ha sido uno de los mayores placeres de mi vida. Con él estarías jugando horas y horas sin parar. De hecho, si lo tenías como compañero necesitabas quedarte con él después de los entrenamientos para llegar a conocer su juego”



Una vez llegados a este punto, y como seguramente ya habréis supuesto, un grupo de jueces declaró que la situación contractual de Erving en los Hawks era irregular y le obligó a regresar a la ABA con los Squires, con los que aún tenía 3 años de contrato. Además en el draft de 1972 (su teórico año de senior universitario) los Milwauke Bucks lo habían elegido, así que su estancia en el estado de Georgia fue un efímero sueño de verano.

     

-Publicado originalmente en diciembre de 2004 en enCancha.com-

miércoles, 11 de noviembre de 2009

¿Quién dijo... (2)

 ¡Uff, menos mal! Pensaba que era uno de mis jugadores.
Don Nelson salió extrañado de su oficina y miró hacia la cafetería del equipo, donde Steve Beebe (miembro del equipo de estadísticas de los Mavs) estaba con su niña de año y medio que asustada con tanta gente había comenzado a llorar desconsolada.



Dirk Nowitzki, Steve Nash, Michael Finley, Shawn Bradley, Cedric Ceballos, Robert Pack, Bruno Sundov, Gary Trent... la lista de candidatos es muy larga.

martes, 3 de noviembre de 2009

Cliff Barker: Del cielo al infierno… y vuelta a empezar


Para cualquier jugador de baloncesto que haya ganado 2 títulos universitarios, el mes de marzo debería ser un mes mágico, pero hay cosas que nunca se podrán olvidar, como aquel marzo de 1945, o aquel otro de 1949.

Clifford Eugene Barker nació en Yorktown, Indianapolis, en 1921. Con el paso de los años se convertiría en un joven atlético de 1.90 de altura con una gran facilidad para los deportes, destacando fundamentalmente en el baseball, llegando a participar a principios de la década de los 40 en ligas menores con los Salem Senators o los Boise Pilots. Pero como predica el dicho de tierras hoosiers el baloncesto es un deporte en 49 Estados… pero en Indiana es mucho más que eso. Fue en 1942 cuando Barker recibió la llamada del deporte de la canasta, acudiendo a la vecina Kentucky para formar parte del equipo freshman del programa que dirigía nada más y nada menos que el legendario Adolph Rupp.

Pero la estancia de Cliff Barker en Kentucky se vio interrumpida inminentemente por su llamada a filas. En plena Segunda Guerra Mundial su patria lo reclamaba, y le tocaba cambiar el parquet y los balones del Alumni Gymnasium por los mandos de su bombardero B-17 para sobrevolar tierras europeas. El 30 de enero de 1944 el avión del sargento Barker era derribado por las tropas alemanas, pero aunque tuvo la suerte de que el paracaídas le permitió sobrevivir a un salto de más de 8.000 metros, no pudo evitar que comenzasen los 16 meses más largos de su vida.

Y es que la estancia en los Stalag Luft se podía calificar con muchos epítetos, a cada cual más desagradable. Se trataban de campos de concentración donde iban a parar los prisioneros de guerra, principalmente americanos y británicos. Su primer destino fue el Stalag Luft VI, el más septentrional del entonces llamado Imperio Germano, situado muy cerca de la actual ciudad lituana de Silute. Allí permaneció Barker hasta julio de 1944, cuando un aproximamiento de las tropas rusas provocó que la mayoría de prisioneros (los que tuvieron la suerte de no ser disparados) fuesen en tren hasta el Stalag Luft IV situado en Tychowo, Polonia.


Neumonía, difteria, pelagra (falta de vitaminas), diarrea, tuberculosis, tifus, etc., eran parte del vocabulario diario del campo de concentración. Sin llegar a estar en unas condiciones extremas, con el paso de las semanas se iba haciendo cada vez más difícil la supervivencia. Cada uno intentaba evadirse de aquel horror a su manera, y Cliff Barker tuvo la fortuna de que la ayuda humanitaria de la Cruz Roja le proporcionara una pelota de volleyball, que desde aquel momento se convertiría en su bien más preciado. Con élla, comenzaría a perfeccionar el manejo del balón y el pase durante horas y horas a lo largo de aquellos interminables días.

“Tenías que buscar algo que hacer antes de acabar enloqueciendo” –Cliff Barker, Sports Illustrated, diciembre 1968- 


Entre bote y bote de balón llegaría 1945. Las cosas no marchaban tan bien para el ejército de Hitler. Las Tropas Aliadas avanzaban cada vez con más fuerza, y se tomó la decisión de que los prisioneros de guerra se marcharan hacia el Este. Lo que debería haber sido un desplazamiento de 2 ó 3 días, acabaría convirtiéndose en Las Marchas de la Muerte. Antes de iniciar el camino, los prisioneros cargaron sus espaldas con todo lo que pudieron recoger de los últimos paquetes de la Cruz Roja, aunque no tardarían mucho en arrepentirse y comenzar a soltar lastre. El invierno de 1945 fue uno de los más duros del siglo en aquella zona. Durante los meses de febrero y marzo las temperaturas estuvieron bien por debajo de los 0º, llegando a descender hasta los -25. El físico estaba al límite. Caminando en zig-zag entre 20 y 40 kilómetros a diario, durmiendo muchos días a la intemperie con las mantas que cada uno podía llevar en su petate, bebiendo agua de las acequias o directamente masticando nieve, y comiendo… mejor ni entrar en detalles con la comida. Se calcula que la gran mayoría perdió en este trayecto un tercio de su peso, entre 20 y 30 kilos. Los más débiles (unos 1.300 de 6.000 que iniciaron la marcha) se quedaron en el camino, ajusticiados a golpe de bayoneta.

El punto final llegaría el 4 de mayo de 1945, días después del suicidio de Hitler. Los prisioneros fueron liberados en la región germana de Luneburg Heath.

Muchos de aquellos supervivientes sufrieron secuelas físicas y psíquicas que condicionaron el resto de sus vidas, pero no fue el caso de Cliff Barker, que pronto continuó su carrera deportiva. En la primavera de 1946 ya había vuelto al diamante del baseball, jugando de nuevo de catcher y bateador con los Boise Pilots, paso previo a su regreso definitivo al baloncesto.

Comenzaba la temporada 1946-1947 para la universidad de Kentucky. Al grupo de jóvenes prometedores que acababa de ganar el NIT (National Invitation Tournament) formado por Alex Groza, Ralph Beard, Wah Wah Jones y Joe Holland se uniría Barker, un sophomore bastante peculiar de más de 25 años.

El entrenador Adolph Rupp se quedó sorprendido de la evolución que había tenido Barber con el manejo del balón, y desde el primer día se hizo con el puesto de base. Un base de los de la antigua usanza, poco anotador, pero excelso director de juego. Llegó a compartir elogios en prensa con el propio Bob Cousy, que estaba jugando en Holy Cross, en cuanto a su creatividad y efectividad a la hora de dar pases definitivos.

Ni el más optimista de los aficionados de los Wildcats habría pensado que estos jugadores iban a consolidarse como una de las mayores dinastías de la universidad, sólo igualados por la generación de finales de los ’90. Los números son demoledores: Un balance de 100 victorias y 7 derrotas a lo largo de las 3 temporadas, sin perder ningún partido como local. Ganaron la liga regular y los playoffs de la SEC (SouthEastern Conference) cada año, y a nivel estatal se llevaron sendos títulos NCAA en 1948 y 1949. Sólo tuvieron 2 derrotas dolorosas. La primera de ellas en la final del NIT de 1947 donde fueron derrotados 45-49 por Utah, una universidad que tenía 3 futuros NBA, incluyendo a Wat Misaka, el Yuta Tabuse de la década de los ’40 que merece un capítulo aparte. El segundo objetivo que se les escapó en marzo, fue conseguir el doblete en 1949 tras perder sorprendentemente en 1ª ronda del NIT contra Loyola, en un duelo de cabeza de serie #1 contra el #16.

Además en 1948 tuvieron el honor de ser elegidos para formar parte del equipo americano que ganaría el oro en los Juegos Olímpicos de Londres. En los trials se deshicieron de las universidades de Baylor y Louisville antes de caer en la final contra los Phillips Oilers, un equipo profesional de la ABL (American Basketball League). La plantilla final para el torneo estuvo formada por los quintetos de Kentucky (incluyendo a Cliff Barker) y de los Oilers, junto a alguna estrella universitaria como Vince Boryla o Don Barksdale.


En marzo de 1949 llegaba el final de la andadura universitaria para el Fabulous Five de Kentucky. Barker, con dos menciones en el All-American en su haber, siempre había estado a la sombra de sus compañeros a la hora de acaparar titulares, pero para el último partido en el Alumni Gym se reservó una gran sorpresa en forma de canasta desde la linea de tiros libres rival en el último segundo que provocó el delirio entre los casi 3.000 aficionados que abarrotaban las gradas. Hoy en día sigue siendo el record del equipo.

 
No desperdiciaron el tiempo para dar el salto al profesionalismo. De la mano del periodista local Babe Kimbrough se fueron de gira de partidos de exhibición (barnstorming) por los estados vecinos. Mientras tanto, en el horizonte, tras la fusión de las 2 grandes ligas (NBL y BAA) se veía el nacimiento de la NBA. La nueva competición iba a tener un gran número de equipos, y el tema económico era prioritario para conseguir la supervivencia de muchos de éllos. Con esta premisa, Ike Duffey, ex-presidente de la NBL, puso el dinero sobre la mesa ofreciendo al Fabulous Five la oportunidad de ser protagonistas, dentro y fuera de las pistas, de la franquicia de Indianapolis. Aunque Beard o Groza podrían haber ganado más dinero en otros equipos, la posibilidad de seguir jugando juntos era irrechazable. Además, los jugadores eran los co-propietarios del equipo, y no tuvieron dudas a la hora de ‘fichar’ a su técnico: Cliff Barker fue el elegido. Sus compañeros siempre le consideraron el cerebro y el sostén de Kentucky. Tampoco fue muy difícil completar el nombre del equipo, los Indianapolis Olympians, en honor a su experiencia londinense del año anterior.

Era normal que el resto de equipos tuviese un plus de motivación a la hora de jugar contra los Olympians. Querían demostrarles que no tenían nada que hacer en una liga profesional, incluso los propios periodistas afirmaban que jugadores como Holland, Jones o el propio Barker no habrían tenido sitio en cualquier otro equipo de la NBA.
Poco tardaron en despejarse estas dudas. El 1 de noviembre comenzaron la temporada con una victoria en casa 71-64 frente a los Denver Nuggets. Barker decidió que el Fabulous Five saliera de titular, demostrando que estaban capacitados al anotar entre ellos 40 de los 71 puntos. Los que estaban llamados a ser la cenicienta de la competición acabaron con un balance de 39-25 siendo los vencedores de la Western Division (una de las 3 divisiones junto a la Central y la Eastern). Tras vencer a los Sheboygan Redskins en 1ª ronda de los Playoffs, cayeron en finales de conferencia frente a los Anderson Packers. Sin lugar a duda la temporada había sido un éxito, principalmente porque a diferencia de otros 6 equipos que desaparecieron, los Olympians siguieron jugando en la NBA. Los mismos periodistas que se mofaron de ellos, ahora se deshacían en elogios a su juego y a la proyección de Cliff Barker en los banquillos.

Con esta reducción de equipos, el talento se concentró en los más poderosos, y los Olympians tuvieron más problemas. Con un balance de 31-37 finalizaron cuartos en el Oeste, y perdieron 2-1 en 1ª ronda de Playoffs contra los Minneapolis Lakers de Mikan. Wah Wah Jones, con una lesión en el tobillo, sustituyó a Barker como entrenador en los últimos partidos de la temporada. Los jugadores querían que su base se concentrase en la pista para aquellos partidos decisivos. Y esta misma idea es la que tenían en mente cuando ficharon en el verano de 1951 a Herm Schaefer para que se convirtiera en el primer entrenador a tiempo completo de los Olympians, pero el 20 de octubre, un par de semanas antes de que empezara la liga, sus vidas cambiarían para siempre.

Las investigaciones que estaba llevando a cabo la fiscalía del distrito de New York sobre el escándalo de los partidos amañados en el baloncesto universitario salpicaron esta vez a tres nombres propios de los Kentucky Wildcats: Las 2 estrellas Alex Groza, Ralph Beard y el ex-capitán Dale Barnstable; y sobre un partido en concreto, aquella “sorprendente” derrota por 11 puntos en 1ª ronda del NIT contra Loyola (16º cabeza de serie). En ese momento se despejaron muchas dudas.

“Desde el principio del partido les faltó ese punto de energía que caracteriza su juego, y fueron incapaces de sumar suficientes puntos para ver el final del tune. Una y otra vez tiraban sin confianza y el rebote siempre acababa en manos de los Ramblers. Parecía que siempre estaban en el lugar equivocado cuando la pelota salía escupida de la canasta” -Babe Kimbrough, Lexington Herald, 15 de marzo de 1949-

Los jugadores negaron su culpabilidad en primera instancia, pero tras enfrentarlos con la versión de Nat Brown y Nick 'El Griego' Englisis (los 2 corredores de apuestas inculpados) reconocieron haber recibido cada uno 500$, una cantidad importante si la comparamos con los 25 centavos que pagaron los espectadores del Madison Square Garden por ver los 2 partidos de aquella jornada del NIT, pero muy insignificante si la equiparamos con los miles y miles de dólares que se moverían entre bamabalinas. Cliff Barker y Joe Holland también estuvieron en comisaría, pero quedaron en libertad sin cargos… pero sólo de cara a la policía, el mundo de la canasta ya les había juzgado por anticipado. Un puñado de dólares había conseguido poner fin a una historia que ni una guerra mundial pudo detener.

Después de que se confirmara el arresto de Groza y Beard, la NBA fue implacable y no dudó a la hora de expulsarlos de por vida de su competición. A pesar de perder a sus 2 All-Stars, la temporada no fue tan negativa como era de preveer, y los Olympians consiguieron la 3ª plaza del Oeste (34-32) antes de caer eliminados de nuevo en Playoffs 2-0 frente a los Minneapolis Lakers. Cliff Barker y sus compañeros Holland y Jones curiosamente se convirtieron aquella temporada en los 3 jugadores con menor participación en el equipo. Poco después acabarían vendiendo sus acciones de la franquicia, y en el verano del '52 anunciaban su retirada de la NBA con 31, 27 y 26 años respectivamente. Que cada cual saque sus conclusiones. Una temporada más tarde, tras un balance de 28-43, desaparecerían para siempre de la NBA.

Más adelante nadie se acordaría de Cliff Barker para entrenar de nuevo en la NBA. Al menos se reconocieron sus méritos en 2 ocasiones. En 1979 ingresó en el Hall of Fame (Salón de la Fama) del baloncesto de Indiana, y en 1995 en el Hall of Fame de los deportes de la universidad de Kentucky.

Como entrenador pasaría por varios High Schools de Indiana, Kentucky e incluso Florida, donde fijó su residencia hasta su muerte en marzo de 1998, días antes de que los chicos de Tubby Smith consiguiesen el hasta hoy último título de la NCAA en la historia de los Wildcats.



jueves, 29 de octubre de 2009

¿Sabías qué... (2)

... la acción más importante en la carrera de Robert Horry no fue alguno de sus famosos triples en Playoffs?

Tras haber ganado dos anillos junto a Hakeem Olajuwon y compañía, en el verano del ’96 formó parte junto a Sam Cassell en el traspaso que llevaría a Charles Barkley a Houston.
La verdad es que en Phoenix no le salieron las cosas nada bien. Se esperaba que diera un paso adelante en su evolución y se convirtiera en un jugador determinante, pero su rendimiento estaba dejando mucho que desear. El 5 de enero de 1997 jugaba en Boston y tras ser sustituido y abroncado por el Danny Ainge en la recta final del partido no pudo reprimirse y le lanzó una toalla a la cara, y tuvo que ser sujetado por sus compañeros antes de que la cosa fuera a mayores. La frustración del mal arranque de temporada se unía al hecho de estar a más de 2.000 kilómetros de su mujer y sobre todo de su hija enferma.
A pesar de pedir disculpas inmediatamente en los vestuarios, Horry fue traspasado 5 días después a los Lakers a cambio de Cedric Ceballos, donde con el paso de los años conseguiría 3 títulos más antes de seguir completando su colección de anillos en los Spurs.

-Publicado originalmente en diciembre de 2004 en enCancha.com-

jueves, 22 de octubre de 2009

The Eye of the Tyler


Este próximo jueves se dará el pistoletazo de salida al torneo final de la NCAA, el Big Dance. 64 equipos cargados de ilusiones y esperanzas. Cientos de jugadores que van a ver realizados sus sueños, pero por encima de todos ellos, hoy nos quedamos con la historia del base de Creighton Tyler McKinney.

Creighton nunca se ha caracterizado por ser una gran exportadora de jugadores NBA. Actualmente en la liga sólo hay tres ex-jugadores de esta universidad: Kyle Korver (Philadelphia), Rodney Buford (New Jersey) y Paul Silas (entrenador de Cleveland).

La temporada pasada comenzó con la gran dificultad de sobreponerse a la baja del primero de ellos, Kyle Korver, que había sido el estandarte anotador del equipo en los últimos tres años, y superaron la prueba con creces con un espectacular balance de 12-0 para abrir la temporada.
Aunque en aquel momento parecía que todo iba sobre ruedas, el cuerpo técnico tenía una gran preocupación: la salud de su base titular Tyler McKinney.
McKinney tenía desde finales de octubre una infección en el ojo causada por una extraña bacteria (Acanthamoeba), que muy probablemente entraría en algún diminuto corte de su ojo a través de sus lentillas. Este es un fenómeno muy extraño, que sólo afecta a una persona de cada dos millones.

Tras ser nombrado Mr. Basketball del estado de Iowa, McKinney había llegado a la universidad de Creighton donde a pesar de tener unos números discretos (apenas 4 puntos y 4 asistencias en 25 minutos), su importancia dentro del equipo era máxima. Sirva de muestra el balance de 10-0 la pasada temporada con él de base titular, y el 10-9 que consiguieron sin él. Y si contamos toda su carrera hasta ese momento estaríamos hablando de un 62-12 contra un 18-14. Queda claro que no es una cuestión de azar.

El primer síntoma de que algo marchaba mal fue en noviembre, cuando el jugador comenzó a notar que su ojo derecho era bastante sensible a la luz. En el mes siguiente su visión seguiría empeorando.

"Si había una luz muy brillante, no podía ver mi mano delante de mi cara. Estaba prácticamente ciego. Realmente pensaba que iba a perder mi ojo. Hubo un partido en el que me salí en tres ocasiones fuera de los límites de la pista sin darme cuenta."

Y es que el colirio que se estuvo poniendo cada hora del mes de diciembre tampoco fue suficiente para remediar su problema.

"Llegó a un punto en que su ojo era tan sensible a la luz que siempre tenía las luces de su habitación apagadas. Ni siquiera podía jugar con los videojuegos o estar delante de su ordenador" -dijó su compañero de equipo Jimmy Motz.

En enero, ya apartado de las canchas, pasó unos días en Iowa para ver a un especialista en corneas, y a duras penas pudo aguantar hasta el 10 de marzo, la fecha en la que le hicieron el trasplante.
En  estos casos nunca hay un 100% de posibilidades de acierto, y la nueva cornea empeoró aún más su maltrecha visión, llegándose a temer seriamente la pérdida del ojo.
Finalmente el 1 de abril recibió su segundo transplante y esta vez con un resultado positivo, aunque las restricciones eran muchas, casi tantas como los 24 puntos de sutura que le practicaron en dicha operación. Su sueño de volver a tener una vida normal estaba cada vez más cerca, aunque esa vida normal no incluyera el baloncesto, ya que el proceso de recuperación se iba a alargar hasta un año aproximadamente.

El 16 de junio de 2004 fue el día clave de esta historia. Tras pasar otra vez por el quirófano para arreglar unos pequeños problemas de la pupila y el iris, McKinney recibía una noticia tan sorprendente como positiva: podría volver a las pistas esta misma temporada.

Con la mayor de las ilusiones McKinney se incorporó progresivamente a los entrenamientos. Esta sería su última temporada como jugador, ya que ha decidido que no se dedicará profesionalmente al mundo de la canasta.

"Espero que ganemos la liga. El año pasado fue el primero desde que estoy aquí que no fuimos al torneo de la NCAA. Creo que podemos ganar en nuestra conferencia, aunque nos va a costar mucho trabajo

El mes de noviembre, y con él el arranque de la competición, no tardó en llegar. McKinney estaba preparado para jugar. Todo era igual que antes, todo menos las aparatosas gafas protectoras que ahora tiene que utilizar.


Alrededor del equipo había dudas de cual sería el rendimiento de su base titular, pero muy pronto quedaron despejadas. Nada más comenzar la temporada Creighton jugaba y vencía el Guardians Classic, derrotando en semifinales 78-54 a la gran favorita (Missouri) y en la final a Ohio State. Nuestro protagonista no lo pudo hacer mejor, llevándose el MVP del torneo tras repartir 17 asistencias en 2 partidos y anotar la canasta de la victoria cuando faltaban 4.2 segundos para el desenlace de la final.

Su temporada a nivel personal ha sido brillante, consiguiendo con 6,5 puntos y 5,5 asistencias los mejores números de su carrera. Pero no todo han sido momentos buenos. Tras comenzar la temporada 7-0, el equipo pasó muchas dificultades en el tramo medio de la temporada (8-10 de parcial), pero en el último mes el sprint final no pudo ser mejor. Ocho victorias seguidas incluyendo el triunfo en los playoffs de la Missouri Valley Conference que les ha permitido clasificarse otra vez para el gran torneo final.
Tyler McKinney ha cumplido su sueño.

¡Enhorabuena campeón! 

---Historia redactada en marzo de 2005 para NBA El Programa (Basketaldia)---
En aquellos Playoffs finales Creighton acabaría perdiendo en 1ª ronda 61-63 frente a una West Virginia "desatada" con Kevin Pittsnogle y John Beilein labrándose su hueco en la historia reciente del basket universitario que culminaría en unas irrepetibles series de Elite Eight.
Más sobre Tyler McKinney en YouTube

miércoles, 14 de octubre de 2009

¿Quién dijo... (1)

"... una de las primeras palabras que pronunció mi hija Myla fue tobillo. Es la mejor muestra de cómo han afectado las lesiones a mi vida cotidiana."

-Grant Hill en 2004- Después de 14 años en la NBA consiguió jugar una temporada completa de 82 partidos en la 2008-2009.

miércoles, 7 de octubre de 2009

¿Sabías qué... (1)

...la localidad de East Bank en West Virginia cada 24 de marzo cambia su nombre por el de West Bank.

El 24 de marzo de 1956, en su último partido como jugador de instituto, Jerry West con 39 puntos en 27 minutos era decisivo en la victoria del East Bank High School frente a Morgantown por 71-56. Cerraba de esta manera una brillante trayectoria escolar, que no era nada más que un simple preámbulo de lo que estaba por venir.

Esta tradición comenzó en 1960, justo después de finalizar su exitosa etapa universitaria en West Virginia y antes de disputar los JJOO de Roma. No faltó la banda, el desfile, y por supuesto también hubo placa conmemorativa.





miércoles, 30 de septiembre de 2009

Bevo Francis: La estrella fugaz


El 9 de enero de 1953, Bevo Francis metía 116 puntos en la victoria de su universidad por 150-85 contra el Ashland Junior College.
Consiguió meter 55 puntos en el último cuarto (10 minutos) tirando desde todas las posiciones, con 47 tiros de campo y 22 de 29 en libres.
Su entrenador, pidió a sus jugadores que hicieran falta rápidamente para así poder volver a atacar enseguida y que Bevo pudiera llegar a los 100.
Esto puede parecer una tontería por parte del entrenador, pero incluso para el marketing de la época, querían y lograron sacar partido del filón que tenían en este jugador, en forma de formidables ingresos para su universidad.

Pero centrémonos en Francis.

Clarence "Bevo" Francis nació el 4 de Septiembre de 1932. Tras una infancia difícil en la que tuvo que superar una fuerte anemia y jugar al baloncesto siempre por su cuenta, logró entrar en el equipo en la que sería su última temporada de High School, la 51-52.
Consiguió meter en un partido 57 puntos y en 6 ocasiones anotó más puntos que el equipo rival.

Pero esto no era lo más impresionante ni mucho menos. Francis que medía 6-9 (2,05 metros para la época) no se limitaba a jugar al lado del aro e ir haciendo puntos. Era un tirador en toda regla, con la principal característica que fue uno de los primeros en anotar con gran facilidad tirando desde el pecho, y no con las 2 manos de cuchara como hacía la gran mayoría de jugadores de la época. También utilizaba un efectivo gancho.
Además, mientras "Pistol" Pete Maravich era un niño pequeño, Bevo Francis ya driblaba con destreza con el balón entre sus piernas.



Entonces llegó a la pequeña universidad de Rio Grande.
Su entrenador, que tenía una confianza ciega en él, le dijo al principio de temporada al capitán del equipo que con el nuevo pívot pronto lograrían ser un gran equipo y jugar incluso en el Madison Square Garden. Teniendo en cuenta que por aquel entonces el equipo jugaba en canchas con menos de 100 espectadores, el capitán le contestó:
"The only garden we will be playing in, is one with a hoe" (en el único "huerto" en el que jugaremos será en uno con una azada ...)



Al final de la temporada, Bevo consiguió que un equipo mediocre pasara a conseguir un 39-0.
Hay que tener en cuenta, que al tratarse de una pequeña universidad tenían un calendario muy sencillo con unos rivales tan débiles como ellos... pero sólo en teoría.

En esta brillante temporada está incluido el famoso partido de los 116 puntos.
Bevo anotó 1954 puntos, promediando 50,1. Pero el 39-0 no fue suficiente para que les incluyeran en el cuadro final del NIT (el torneo más importante de la época).

Aunque la mayor decepción llegaría en marzo de 1953, cuando la Asociación de Entrenadores de Baloncesto creaba la que sería conocida como "Regla anti-Bevo" en la que invalidaban con carácter retroactivo todos los records logrados frente a equipos que no acreditaran 4 años en NCAA. Así que desaparecieron de los libros sus records de más puntos en un partido y temporada, y mejor promedio.

Pero Bevo Francis no se vino abajo.

En la siguiente temporada lograría 46,5 puntos por partido, incluyendo los 113 frente al Hillsdale College el 2 de Febrero del '54, que hoy en día siguen siendo los records absolutos de la NCAA. También tiene el record de anotar + de 50 puntos en 8 ocasiones, y d anotar más puntos que su rival en 9.
Era una de esas noches en que podría haberle pegado una patada al balón y hubiera entrado dijo Bevo Francis después de conseguir 38-70 en tiros de campo y 37-45 en libres ante triples y cuádruples defensas, incluyendo 70 puntos en la 2ª parte para que su equipo lograse la victoria 134-91.
Si hubiera tenido el equipaje del equipo también habría salido ahí fuera a defenderte, le dijo el entrenador rival después de felicitarle.




Pero un par de meses antes, el 3 de Diciembre de 1953, se vio cumplido el sueño de su entrenador. Jugaron en el Madison Square Garden frente a 13.800 espectadores. Logrando ser la universidad más pequeña que había jugado en esa cancha.
Pero fue un día agridulce para Bevo. Después de dedicar el día entero a prensa, emisoras de radio y de televisión, llegó justo al pabellón para comenzar el partido. Partido que acabarían perdiendo 83-76 frente Adelphi, con "sólo" 32 puntos de Bevo. Poniendo fin de esta manera a su racha de 40 victorias seguidas.

Rio Grande consiguió acabar la temporada con una gran marca (21-7) teniendo en cuenta la entidad de los rivales que habían tenido, y con victorias frente a Providence, Miami, Creighton, Wake Forest, Arizona State o California State.

Ahora viene la gran pregunta:
¿Por qué nunca se oido hablar de este jugador? ¿Qué pasó con su carrera?

Pues resulta que al terminar su 2ª temporada universitaria, y en busca de dinero fresco para poder mantener a su esposa e hijos, Bevo se enrolaría en las filas de los Boston Whirlwinds, que eran por aquel entonces el rival en los partidos de exhibición de los Harlem Globetrotters.

Fue una etapa muy dura para Bevo, que cansado de "dejarse ganar" siempre en algún partido incluso se rebeló.

Pero el momento decisivo en su carrera llegaría en 1956, que era el año en que era elegible para entrar en el draft de la NBA, donde sería elegido por los Philadelphia Warriors. Pero entonces en su destino se cruzó el propietario de Philadelphia, Eddie Gottlieb que lo primero que le exigió fue reducir su ficha en un 20%. Teniendo en cuenta que antes de comenzar la liga tenían que hacer una pretemporada de 2 meses, donde todos los gastos corrían por cuenta y riesgo del jugador, Francis decidió rechazar la propuesta de Philadelphia poniendo fin de esta manera a su efímera etapa NBA.

Después de esto comenzó a trabajar en una mina, donde estaría hasta su jubilación. En un par de temporadas jugó algún partido en ligas menores, pero claramente fuera de forma.

En 1980, su candidatura para entrar en el Hall of Fame fue rechazada, pero la pelota y la red con las que anotó 113 puntos si que están en el Salón de la Fama.

Es una pena que acabara así. Y siempre nos quedaremos con la duda de si habría sido capaz de marcar una época en la NBA también.

---Historia redactada en 2003 para NBA El Programa (Basketaldia)---