miércoles, 31 de marzo de 2010

¿Quién dijo... (9)

... "si no eres capaz de ser seleccionado para el All-Star Game, entonces ¿por qué te estoy pagando todo este dinero?"

Stan Kasten, General Manager de los Atlanta Hawks, contestando a la petición de Dominique Wilkins de ganar un bonus en su nuevo contrato por su participación el en Partido de las Estrellas.

En 1986 tras 4 años en la NBA Wilkins recibía un nuevo contrato que le iba a reportar 6,3 millones $ en las siguientes 5 temporadas. Dominique se regocijaba de haber sacado ese contrato sin contar con ningún agente "los jugadores somos más inteligentes después de haber pasado varios años en la liga", pero la historia no era así realmente. Tras romper unas negociaciones en 1985, el propio Kasten aseguraba que ya había hablado con 6 ó 7 agentes diferentes que representaban a Wilkins, pero la persona con la que había tenido más reuniones era la madre del jugador, la que realmente decidía quién representaba o no a su hijo. Ella fue la artífice del contrato que llevaría a Dominique al Top 50 de la prestigiosa lista de los deportistas mejor pagados de 1988 de la revista Sport.

Cuando en 1989 Wilkins firmó con otro agente un nuevo -y último- contrato con los Hawks (14,5 millones $ por 5 temporadas), Kasten ya se daba por vencido. "Juro por Dios que ya he perdido la cuenta de los agentes."


Domique Wilkins y Stan Kasten sonrientes en la rueda de prensa posterior a la firma del contrato de 1986.

miércoles, 24 de marzo de 2010

¿Sabías qué... (9)

... hace años algunos contratos de la NBA tenían cláusulas realmente extravagantes?

Con los convenios colectivos de la época moderna (o la era de David Stern) los aficionados tenemos todos los detalles de la duración y remuneración de los contratos que firman los jugadores NBA. Como mucho se pueden escapar de la opinión pública alguna cláusula específica como un bonus por objetivos y la posibilidad de vetar traspasos con la que se blindan algunas estrellas, pero nada comparado con los 2 ejemplos que os traigo hoy:

- En 1980 Kevin Grevey, un apasionado del motor, no quiso firmar su renovación con los Washington Bullets a no ser que le garantizasen 2 asientos de primera fila para ver las 500 millas de Indianapolis.

- Cuando Kareem Abdul-Jabbar renovó en 1985 con los Lakers no dudó en incluir una cláusula en caso de traspaso, pero no me refiero a la posibilidad de impedir el traspaso. Kareem se garantizaba que si abandonaba la disciplina de los Lakers tendría derecho de reservar el Forum de Inglewood una noche para su uso y disfrute particular, y por supuesto gratis.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Desenterrando las canastas de 3,65: Experimentando con los Hawks

Han pasado más de 100 años desde que el Dr. Naismith colgase las dos primeras cestas en un gimnasio de Springfield que sirvieron de pistoletazo de salida para el baloncesto. Desde aquel momento y hasta nuestros días, las reglas han ido evolucionando según las necesidades y el paso del tiempo. El bote del balón, la zona y su posterior ensanchamiento, el reloj de posesión, el juego por encima del aro y un largo etcétera de cambios han dejado el reglamento, o reglamentos, tal y como los conocemos hoy en día. Sin embargo, hay un elemento que 114 años después sigue inalterable: la canasta. Y no estoy comparando ni mucho menos aquellas cestas de melocotones de Naismith con las maravillas tecnológicas del S. XXI que soportan estoicamente los mates de Shaq. Me refiero a la altura de las mismas, esos originales 10 pies (3,05 de nuestra unidad métrica) que han permanecido inamovibles todos estos años.

Muchas personas creen que esta altura ha quedado desfasada para los físicos de los jugadores de nuestra época, y reafirman su teoría opinando que de haber conocido Naismith el arte del mate en su deporte, habría subido sus cestas mucho más arriba.
Pero estas voces discordantes con la altura de las canastas no son ninguna novedad. Ya en la década de los 30, el legendario entrenador de Kansas Phog Allen experimentó con canastas más altas para mejorar el tiro de sus jugadores. De hecho, Kansas llegó a jugar algún partido de exhibición con canastas que superaban por bastante los 3 metros, y su entrenador apostó sin acierto que en breve acabarían cambiando las reglas del juego para adoptar sus canastas.

Nos trasladamos a la década de los 50, en los albores de la NBA. Los hombres altos, y en especial George Mikan, dominan a sus anchas la competición. En 1951 se les obligó a alejarse del aro cuando se dobló la anchura de la zona, pero esta no fue la última medida que se probó.

Llegamos al mes de marzo de 1954. En Minneapolis se enfrentan los Milwaukee Hawks contra el equipo local, los Lakers. Este partido del tramo final de la regular season habría pasado inadvertido sino fuera porque la NBA iba a experimentar una serie de cambios en las reglas. La primera medida afectaba a las faltas personales. Los partidos se hacían muy pesados por la gran cantidad de tiros libres que se lanzaban, por lo que probaran una curiosísima norma para avivar el juego: durante el transcurso del primer y tercer cuarto no se lanzarían tiros libres, se apuntarían los totales, y al finalizar el primer cuarto se compensarían, y al final del tercero se lanzarían todos los acumulados en dicho periodo.

¿Muy enrevesado, no? Mejor ver un ejemplo práctico con el desarrollo del partido. Ah, por cierto, se me olvidaba un detalle, la altura de las canastas de ese encuentro fue de 12 pies, o lo que es lo mismo, 3.65 metros.

El partido comenzó con unos acertados Hawks que anotaron en sus tres primeros ataques (0-6), pero lógicamente no pudieron mantener ese ritmo. En el bando local, Mikan se peleaba con la canasta fallando todos sus lanzamientos. Al final del cuarto se llegó con un resultado de 10-12 a favor de Milwaukee. A cada equipo le correspondía lanzar 3 tiros libres, por lo que se compensaron y a seguir jugando.

En el segundo cuarto los Hawks tuvieron una máxima renta de 7 puntos (15-22), pero los Lakers empezaron a acostumbrarse a la nueva distancia y llegaron al descanso con tan sólo 1 punto de desventaja 26-27. Esta racha la prolongarían durante el tercer cuarto, coincidiendo con el despertar de un Mikan que por fin conseguía anotar tras haber fallado sus 12 primeros tiros. Además los Hawks sólo conseguían anotar 3 lanzamientos de 15 intentos. 40-33 reflejaba el marcador antes de que diera comienzo el carrusel de tiros libres, que a diferencia del primer cuarto, en esta ocasión no se compensaron y se tuvieron que lanzar en su totalidad. Minneapolis metió 5 de 5 (cuatro de ellos de Mikan), mientras que Milwaukee perdía la oportunidad de engancharse al partido fallando 7 de sus 10 tiros.

En el último periodo los Lakers consiguieron su máxima diferencia con un 53-41, y a partir de ese momento los esfuerzos de los Hawks para remontar de la mano de Bill Calhoun fueron en vano, y acabaron perdiendo 65-63.

Las reacciones negativas de los protagonistas no se hicieron esperar:

“Es la mayor farsa que he visto en el baloncesto profesional”Ben Kerner, propietario de los Hawks-

“Ha sido un gran fracaso. Ni mucho menos ayuda a los jugadores pequeños. Beneficia a los reboteadores fuertes como yo, que tenemos una décima de segundo más para posicionarnos para el rebote”Vern Mikkelsen, alero de los Lakers-

“Nadie metía la maldita bola. Los peores tiradores han sido los que han conseguido más canastas, y los grandes han seguido capturando todos los rebotes”John Kundla, entrenador de los Lakers-

“Apesta” –George Mikan-

Los números apoyan las críticas de los presentes. Los equipos tuvieron un porcentaje de acierto del 30% en tiros de campo, cuando la media de la temporada superaba el 37%, y aún fue peor en los tiros libres, donde acertaron en un 56% de los lanzamientos cuando lo habitual era un 71%.

Los Milwaukee Hawks no tardaron mucho en quitarse la espina de aquella derrota, y ya con las canastas de toda la vida ganaron dos partidos seguidos a los Baltimore Bullets ... el día siguiente. Sí, no lo han entendido malamente. Tras su regreso de Minneapolis, en su casa les esperaba el último experimento que pondría en práctica la NBA aquella temporada: una doble sesión de baloncesto, con la peculiaridad de que ¡los contrincantes en los dos partidos serían los mismos!.

En una iniciativa sin precedentes en la NBA, Milwaukee y Baltimore jugaron dos partidos que consistieron en 4 cuartos de 10 minutos cada uno, 8 minutos menos de lo habitual. Curiosamente el desarrollo de los encuentros fue idéntico. Baltimore venciendo por 5 y 6 puntos al final del primer cuarto, y Milwaukee dándole la vuelta para acabar venciendo 64-54 en el primero y 65-54 en el segundo. Además, el máximo anotador de los Hawks en ambos partidos fue el exterior Bob Harrison, que consiguió 14 y 18 puntos respectivamente cuando durante toda la temporada promedió 6.

A pesar de la buena aceptación que tuvo este doble choque que presenciaron 12.000 personas, tal y como pasó con el episodio de las canastas, la NBA decidió no volver a repetir el experimento y dejar que el resto de sus partidos se jugaran con las reglas oficiales.

La próxima vez que veamos a algún entrenador NBA que diga que en el baloncesto actual hay menos espacio, y que se deben ampliar los límites del campo o reducir el número de jugadores, podremos replicarle: Sí, y de paso que suban las canastas y se jueguen los partidos de dos en dos.

-Publicado originalmente en enero de 2006 en enCancha.com-

miércoles, 10 de marzo de 2010

¿Quién dijo... (8)

... "el dinero no va a servir de ayuda. Es muy complicado jugar con Abe Lincoln y George Washington de aleros"

Kevin Loughery, entrenador de los New Jersey Nets, antes de que su equipo quedara último de la competición con un balance de 22-60 en la temporada 1976-77.

Era la primera temporada de los antiguos equipos de la ABA en la nueva competición. Nuggets y Spurs consiguieron entrar con brillantez en los Playoffs, pero los Nets se descolgaron en el fondo de la clasificación. ¿El principal motivo? Económico. Además de los más de 2 millones que tuvieron que pagar de "canon de entrada" (ver artículo de los Hermanos Silna), los Knicks les exigieron más de 4 millones en concepto de "invasión de territorio". El propietario Roy Boe hacía un último esfuerzo tirando de talonario para que la aventura NBA no acabase antes de jugar un partido, pero tanto se tensó la cuerda que se tenía que romper por algún lado.

Julius Erving pidió en septiembre una merecida revisión de su contrato, le quedaban cuatro años de los 7 que firmó por un montante de 1,9 millones $. A Boe no le quedaba más remedio que abrir la puerta a su estrella. Muchos fueron sus pretendientes: Los Lakers, NY Knicks, Milwauke, pero a todos ellos se adelantó el nuevo propietario de los Philadelphia 76ers, que se llevó a la figura más preciada de la ABA después de pagar un traspaso de 3,5 millones $ a New Jersey y otros tantos millones al Dr. J por 6 temporadas.

Y pensar que después de la salida de Erving los periodistas querían consolar a Loughery recordándole el dinero...

miércoles, 3 de marzo de 2010

¿Sabías qué... (8)

... hace algo más de 30 años un jugador de la NBA “descubrió” su vocación después de una tangana?

En la temporada 72-73 se jugaba un partido entre Portland y Chicago. Durante el transcurso del mismo tuvo lugar la típica melé de jugadores enzarzados más propia del Hockey Hielo, golpes que iban y venían de todas las direcciones e incluso el jugador de los Bulls Norm van Lier llevando una silla por encima de su cabeza mientras perseguía al Blazer Sydney Wicks. El combate se saldó con 5 expulsados y 3 jugadores camino del hospital, incluyendo a Jim Price, que necesitó 14 puntos para cerrar la herida de su mano izquierda. Herida causada por el puñetazo que propinó a Dischinger.
Al día siguiente, aparecía en los periódicos la foto del jugador de los Blazers Terry Dischinger, recogiendo un diente del suelo y volviéndoselo a poner en la boca. Un diente de los 5 que le arrebató el puño de Price. Aquella sería su última temporada como profesional en la NBA. En la actualidad Dischinger es dentista en un barrio de Pórtland (ver link). ¿Casualidad? Quién sabe.