miércoles, 12 de enero de 2011

¿Sabías qué... (23)

... Rick Barry alternó 2 números diferentes en su etapa con los Houston Rockets?

Números extravagantes como el #91 de Dennis Rodman (los Bulls tenían retirado el número 10 de Bob Love, y como todos sabemos 9+1 =10) o el #37 de Ron Artest (el homenaje a las semanas que el Thriller de Michael Jackson fue el disco más vendido) ya han pasado a la historia de las finales de la NBA. El caso que nos ocupa ni mucho menos tiene la misma notoriedad, pero creo que merece la pena rescatar la anécdota.

Tras una larga carrera a caballo entre los Warriors y la ABA en la que siempre había llevado el #24, su único número desde sus tiempos de jugador de instituto en New Jersey, en junio de 1978 Rick Barry firmó por los Houston Rockets, equipo con el que jugaría sus dos últimas temporadas como profesional. Allí se encontró con un Moses Malone que en su dilatada trayectoria acabaría llevando 8 números distintos, pero que en aquel momento no estaba por la labor de cederle el #24.
"Pensé que Moses Malone era demasiado grande para pedirle que cambiáramos los números" -Rick Barry-
Barry optó por tomar una decisión salomónica para no separarse de su querido número. Llevaría el #2 cuando jugase en Houston, y el #4 jugando fuera de casa. Un caso inédito en la NBA (al menos que yo sepa) que no he visto que esté prohibido con las reglas actuales, aunque si nos remontamos unas cuantas décadas atrás, en el baloncesto universitario era habitual que para facilitar la labora arbitral los equipos locales jugasen con números pares y los visitantes con impares.

miércoles, 5 de enero de 2011

El Angel de la Guarda de los Spurs

El 8 de diciembre de 1996 los Spurs perdían por 114-88 en su visita a los Golden State Warriors. Era el inicio de una temporada nefasta. Bob Hill veía que las 121 victorias que había conseguido en las dos últimas campañas no eran un aval suficiente para evitar que el balance de 3 victorias y 15 derrotas supusiera un relevo en el banquillo. El Presidente Jack Diller confirmaba el despido de Bob Hill y anunciaba que el General Manager Gregg Popovich asumía las funciones de entrenador interino. Bendita interinidad pensarán los seguidores de los Spurs. Aquel relevo, junto a una pizca de fortuna en forma de 7 pies con el #21 a la espalda, supuso el inicio de unos años mágicos para la franquicia.

Pero todos estos títulos no habrían sido posibles sin los años de trabajo de despachos de una persona, que por caprichos del destino no pudo contemplar como triunfaba su legado, ya que murió apenas 1 mes después de que Popovich cogiera las riendas del equipo en todos los sentidos.

A Angelo Drossos lo podríamos definir como un negociador nato. Un gran emprendedor siempre un paso por delante de sus adversarios, combinando imaginación y alma de visionario.

Hijo de emigrantes griegos, nació en 1928 en Texas. Antes de llegar al mundo de la canasta fue promotor de boxeo, regentó bares, concesionarios de coches y fue corredor de bolsa. Su llegada al baloncesto coincide con el nacimiento de los Spurs. En 1973, los propietarios de los Dallas Chaparrals de la extinta ABA, aceptaban la curiosa propuesta de Professional Sports. Este grupo empresarial encabezado por John Schaefer, Art Burdick, Red McCombs y el propio Drossos, consiguió la cesión de la franquicia por un periodo de 3 años con una opción de compra de 725.000$.

El acuerdo incluía el traslado de la franquicia a San Antonio para la temporada 73-74. En un principio estaba previsto que el equipo se llamara San Antonio Gunslingers (pistoleros), pero tras un concurso público se eligió el nombre de Spurs (espuelas). Algo tendría que ver que uno de los dueños, Red McCombs, naciera en la localidad de Spur.

En estos primeros años de ABA, el mayor éxito para el equipo fue conseguir la supervivencia en la competición, que en 1976 les permitiría formar parte de los 4 equipos que pasarían a engrosar las filas de la NBA. En lo deportivo, vieron como hasta en 3 ocasiones seguidas caían en primera ronda de los Playoffs, en las 2 primeras ocasiones contra Indiana y en 1976 contra los New York Nets. James Silas, que estaba desde la etapa de los Chaparrals, era la principal referencia ofensiva, aunque poco a poco un larguirucho jovenzuelo de Michigan llamado George Gervin comenzaba a brillar con luz propia. Gervin sería el puntal de la primera década de vida de los Spurs. Su presencia fue fundamental para que la franquicia se abriera camino en la NBA. 4 títulos de máximo anotador y 3 presencias en las semifinales de conferencia fueron los puntos álgidos de su etapa.

Con apenas 20 años, Gervin abandonó la universidad de Eastern Michigan para dar el salto a los Virginia Squires, donde coincidiría con Julius Erving. A finales de 1973 el Dr. J. fue traspasado a los Nets, pero la precaria situación económica de los Squires tenía difícil solución. Gervin era el único activo que quedaba en el equipo, y la venta de la franquicia era inminente. Llegados a este punto, Angelo Drossos aparece en escena. La venta de Gervin no se podía llevar a cabo por dos motivos principales:

- El All-Star de 1974 se celebraba en Virginia, y los fans de los Squires no habrían aceptado de buen grado la marcha de su estrella.

- Al estar inmersos en un proceso de venta, el comisionado Mike Storen tenía potestad para anular un traspaso que habría provocado un descenso de interés de futuros compradores.

Drossos llegó a un acuerdo con Earl Foreman, propietario de los Virginia Squires, para prestarle a principios de enero 225.000$. Una vez pasado el All-Star, si no se los podía devolver, Gervin se convertiría en jugador de los Spurs. Cuando llegó el momento de completar el acuerdo, como era de esperar Foreman no tenía los dólares, pero la sorpresa fue que tampoco quiso entregar el jugador. Apoyado por el comisionado, Foreman declaró el traspaso ilegal. Drossos no se echó para atrás. Llevó el caso a los tribunales y a mitad de febrero el juez de la corte federal del distrito de San Antonio (que casualmente era abonado del equipo texano) le daba la razón. George Gervin se convertía en jugador de los Spurs.

Después de ser una pieza clave en la absorción de los 4 equipos ABA por parte de la NBA, Drossos siguió trabajando desde los despachos para que siguiera mejorando la competición. Fue unos de los principales impulsores en la implantación de la línea de 3 puntos, y pionero (por necesidades obvias) a la hora de plantear la necesidad de un tope salarial que diese a los equipos las mismas posibilidades a la hora de competir.

Como buen negociador, siempre buscaba el trato más interesante para el equipo, aunque tuviera que tomar decisiones impopulares. Como cuando le pidió a James Silas que rebajara su ficha en 50.000$ antes de ser traspasado a los Cavaliers. También fue bastante polémica la renovación del contrato de George Gervin en 1980, después de liderar la tabla de anotadores de la NBA 3 años seguidos. Tras varios intentos infructuosos de acuerdo con el representante del jugador, Drossos decidió acudir a la prensa, y a sabiendas que iba contra las reglas del equipo, hizo públicas las 2 ofertas que habían realizado. Según él, quizás no eran las mejores de la historia ofrecidas a un deportista, pero seguramente eran de las más generosas a un deportista que aún tenía 3 años de contrato en vigor. La primera propuesta era de unos 3 millones de dólares por 5 años, y la segunda, tan estrafalaria como algunas de las que hubo en la ABA, incluía un pago anual de 100.000 $ durante 35 años tras la retirada del jugador. Para hacernos una idea de las ganancias de aquel tiempo, Moses Malone era el más retribuido con un sueldo cercano al millón anual. Finalmente Drossos cedió un poco y la renovación quedó en unos 3 millones a percibir en 4 temporadas, pero consiguió recuperar una de sus habituales cláusulas de su etapa en el boxeo, añadiendo una cantidad variable que subía por cada victoria conseguida en regular season por encima de las 35.

Esta no fue ni mucho menos la única aparición de Drossos en prensa. Es más, se podría decir que los reporteros de la época lo adoraban. Era una fuente inagotable de titulares:

- “En el pasado siempre habíamos ayudado demasiado a los compañeros que querían salir de esto. Teníamos esta curiosa política de no rechazar a ningún comprador a no ser que hubiese asesinado a nuestra madre” –dijo después de que la NBA aumentase los requisitos y los controles a la hora de vender franquicias-
- “Como presidente de los San Antonio Spurs de la ABA, ofrezco públicamente 50.000 $ a los Portland Trail Blazers para que vengan a jugar un partido contra mi equipo y se puedan familiarizar con nuestro humilde entorno y conozcan a nuestros jugadores sin nombre” –dijo Drossos respondiendo a la frase de “quién querría jugar en un sitio como San Antonio, si ni siquiera conozco a 1 jugador” que comentó el presidente de Portland en una reunión de la NBA, donde se trató el tema de absorber equipos de la ABA. Por supuesto, el máximo mandatario de los Blazers no recogió el guante y nunca se disputó el partido.
- David Robinson es más importante para esta ciudad que el Papa. Hasta la gente que no esté interesada por el baloncesto deberían conocerlo, al igual que los no cristianos se interesaron por el Papa” –declaró Drossos tras la visita de Juan Pablo II en San Antonio que congregó a más de 300.000 personas

En 1985 se marchó Gervin a acabar su carrera en Chicago. Atrás dejaba un ciclo brillante con 5 campeonatos de división y 3 finales de conferencia. Pero tras dos temporadas bastante flojas era hora de dar un cambio. Sin su gran estrella, Drossos vio como las penurias económicas del equipo aumentaban, y el apoyo popular estaba bajo mínimos. Con 8.000 personas su media de asistencia era la cuarta peor de la competición. Durante mucho tiempo fue cogiendo fuerza la posibilidad de que la franquicia cambiase de ciudad, y a esto había que sumar el desacuerdo que había con las instituciones locales para construir un nuevo pabellón, o al menos poder seguir en el mismo.

Finalmente, en 1988 y tras estar a punto de aceptar la oferta de unos empresarios de Houston, Drossos decidió vender por 47.000.000$ sus acciones a su amigo Red McCombs, que con esta adquisición se convertía en el accionista mayoritario de la franquicia. Pero unos meses antes de esta venta, Drossos volvió a mostrar sus dotes de visionario y se jugó su última carta para enderezar el futuro de su equipo.

Nos situamos en mayo de 1987. Los Spurs habían terminado la temporada con un balance de 28-54, el peor de sus 14 años de vida, pero tuvieron fortuna con el sorteo del draft y ganaron la primera plaza por delante de Phoenix. El center de la Marina americana David Robinson había sido sin discusión el mejor universitario del país. Cuando llegó el 22 de junio no había lugar a dudas, los Spurs iban a elegir al Almirante con el número 1 del draft. Ni siquiera el compromiso de 2 años que había adquirido con la Marina y que iba a retrasar su debut en la NBA hasta la temporada 1989-90 hizo dudar a Drossos a la hora de hacer la elección. Pero esta peculiaridad sí que supuso un gran impedimento a la hora de conseguir la firma del pívot. Si Robinson no aceptaba un contrato en esa temporada, podría volver a ser elegido en el draft de 1988, y si de nuevo no firmaba, cuando acabase sus obligaciones militares en 1989 se convertiría en un agente libre y podría llegar a un suculento acuerdo económico y deportivo con cualquiera de las grandes franquicias.

Después del draft, como era de esperar, Robinson le daba largas a los Spurs alegando que aún no había elegido un agente. La franquicia texana no tenía más remedio que esperar con preocupación. Había varios agentes en la lista de finalistas que manejaba, y el que más preocupaba a Drossos era Bob Wolf, representante de Larry Bird y muy amigo de Red Auerbach. Si Robinson lo escogía, ya lo veían en el futuro vistiendo de verde. Semanas después, la fortuna se volvió a aliar con San Antonio. Lee Fentress, amigo personal de Drossos, era el agente elegido. El center lo vio como el más compatible, y destacó de él que era una persona muy sencilla y volcada con su familia (mujer y 4 hijos). Una vez solventado la cuestión del agente, quedaba lo más difícil, convencer al jugador.

”Yo crecí en Virginia, nunca había puesto un pie en Texas y no sabía prácticamente nada de la ciudad. Antes del draft me imaginaba como sería jugar en Boston o en Los Angeles, pero nunca había considerado San Antonio” –dijo Robinson años después-

El primer paso para convencerlo fue un lujoso fin de semana para visitar la ciudad con su familia. Nada más bajar del avión, cientos de fans le esperaban con un “David di que sí” escrito en sus pancartas. Conoció al alcalde, cuerpo técnico, jugadores… y viajó en limusinas, helicópteros, etc., en definitiva, Drossos no escatimó en gastos y la excursión le costó unos 50.000$ que por poco no le sirvieron de nada.

San Antonio como lugar para vivir le gustó al pívot más de lo que había imaginado, pero llegaba la hora de hablar de números, con una cantidad muy clara como referencia: los 30 millones por 10 años que había firmado en 1985 Patrick Ewing.

“Antes de comenzar era un poco escéptico. A nadie le gusta ser la estrella de un equipo perdedor, y quería que me demostrasen que realmente querían apostar por convertirse en una franquicia ganadora. Después de la reunión estaba seguro de que no iba a firmar” –declaró Robinson.-

Con un exceso de realismo, Drossos le planteó que la delicada realidad de la franquicia no le permitía pagarle tanto como otros equipos, a la vez que le prometía que él se iba a convertir en el jugador capaz de darle la vuelta a esta situación.

En las siguientes semanas, los inversores de los Spurs tomaron la decisión de tirar la casa por la ventana y apostar firmemente por Robinson. En un club que había sobrevivido a base de arañar hasta el último centavo, este movimiento suponía un claro punto de inflexión. Consiguieron convencer al jugador en cuanto a la seriedad del proyecto, pero las negociaciones con sus representantes serían más complejas.

“Le dije a Lee que escribiese la cantidad que querían, que se la daríamos. Pero le pedí que al menos me dejase unos cuantos dientes para poder comer” –dijo Angelo Drossos-

Desde septiembre hasta noviembre se extendieron las conversaciones para la firma del contrato. En la reunión decisiva, tras el enésimo farol de Drossos que rompía las negociaciones, el propio Lee Fentress tuvo que perseguirlo por las escaleras para que regresara a firmar el contrato aceptando su última enmienda. Todo quedaba resuelto con un montante total de 26 millones en 10 años, incluyendo 1 millón en las 2 primeras temporadas en las que Robinson no estaría con el equipo.

En el currículum de premios de Angelo Drossos destacan el de Ejecutivo del Año en la temporada 77-78, y su ingreso en el Hall of Fame de los deportes de San Antonio en 1996. Su reloj vital no le permitió ganar ningún anillo como dirigente, aunque nadie duda que sin sus años de dedicación no los habrían conseguido.

10 de octubre de 1973. Primer partido de la temporada de la ABA entre los Spurs y San Diego. Estas fueron las premonitorias palabras de Drossos en la previa:

“San Antonio siempre ha tenido la imagen de una ciudad de ligas menores. Ahora tenemos la oportunidad de demostrar que podemos apoyar a una gran franquicia deportiva, y vamos a hacer todo lo posible para llegar a lo más alto”



-Artículo preparado originalmente para el programa de radio 'Basketaldia' en octubre de 2008-